La religión de la libertad: El fundamento del Estado en el pensamiento de Hegel

Por: Luis Adrián Rodríguez Cortés

Resumen

La filosofía hegeliana contiene elementos teóricos para el análisis de dos instancias sociales que pudieran considerarse como independientes en nuestro contexto, a saber: la religión y el Estado, las cuales se encuentran interrelacionadas en el pensamiento hegeliano, ya desde los textos de juventud del filósofo de Stuttgart. Las reformas de mediados del siglo XIX en México o algunas filosofías políticas de Occidente, como las impulsadas desde el marxismo, parecen haber erigido un muro que busca coartar la unión entre la Iglesia y el Estado, aún cuando el vínculo entre Estado y religión trasciende a lo meramente positivo (institucional). Este texto pretende mostrar -desde la perspectiva de Hegel- que la consciencia religiosa condiciona el modo de ser de los pueblos, por lo que afecta directamente el desarrollo de un Estado.

Palabras clave: Filosofía hegeliana, Estado, Moral, Religión, Libertad.

Una discusión contemporánea

No basta el proceso cognitivo para lograr que los contenidos morales de los derechos fundamentales se transformen en consciencia[1]

Habermas, J.

El presente escrito aborda la relación entre Estado y Religión desde la perspectiva de las obras de Hegel, especialmente, aquellas que pertenecen a sus escritos de juventud (1795-1799). Si bien, en discusiones contemporáneas se ha considerado que la Religión puede constituir un elemento de cohesión entre los miembros de un pueblo[2], como si se tratase de un agregado contingente, a partir de Hegel podemos apreciar la fe religiosa como un factor determinante en las costumbres de los pueblos. Considero que el pensamiento dirigido hacia el campo de la religión tiene que ser insistente, puesto que fenómenos como la llamada secularización en Occidente podrían llevarnos a pensar que tal tema no pertenece sino a un momento superado ya por factores como el predominio de un pensamiento científico, cuando en el contexto social actual -específicamente en la cotidianidad mexicana- es palpable aún la influencia de la religión en distintos ámbitos.

Religión, moral y potencia estética en el joven Hegel

Para abordar la relación costumbres-religión recurriremos al marco conceptual hegeliano, el cual posee en su haber las caracterizaciones de la religión propias de un pensador que culminó los estudios sobre teología protestante en el Stift  de Tubingay, por otro lado, la riqueza del análisis filosófico-sistemático propio de la obra hegeliana, nacida en un contexto pleno de mutaciones sociales que este filósofo supo asimilar (Revolución francesa, campañas napoleónicas en Europa, reforma liberal en Prusia, etc.). Tales condiciones del pensamiento de Hegel nos permiten asignarle la autoridad que requiere el tema que nos compete.

            Previo al pensamiento hegeliano la actitud de la reflexión filosófica en cuanto a la religión había sufrido distintas convulsiones, que se pueden ejemplificar en el movimiento ilustrado; en el cual, por un lado, pensadores como Diderot y Holbach manifiestan un claro rechazo a toda doctrina que aluda a lo supraterreno; mientras la senda kantiana, inspirada en gran medida en Rousseau, veía en la religión una relación con la moral que no se verá satisfecha hasta que la religión no deje de lado todo contenido meramente superficial (rito o culto) y atienda principalmente a la dimensión moral del hombre. Por cualquiera de estas vías la idea de religión es presa de una crítica que apunta a su supresión o al menos a su restructuración.

            Cercano a la filosofía de Kant, el Hegel que escribe desde Berna y Frankfurt (entre 1795 y 1799) se inscribe entre los pensadores que aspiran a reformar la religión conforme a las exigencias de la moral. En este tenor la positividad de la Religión Cristiana abunda en críticas en contra de la positividad de la fe, es decir, su devenir en mera doctrina, en “un sistema de enunciados religiosos que posee una verdad para nosotros por el hecho de haber sido establecido por una autoridad independientemente de nuestro juicio”[3]; por otro lado, para Hegel, si una religión ha de considerarse verdadera, será sólo en tanto se apegue a un fin específico, a saber, el de la moralidad de los hombres. Justificamos ahora lo expresado mediante el texto de Hegel: 

“(…) el principio que me ha servido como fundamento de todo los juicios sobre las diferentes formas y modificaciones, y sobre el espíritu de la religión cristiana, es éste: que la finalidad y la esencia de toda religión verdadera, la nuestra incluida, es la moralidad de los hombres y que todas las doctrinas más específicas de la religión cristiana, todos los medios para propagarla y todas sus obligaciones (ya sea en cuanto creencias o en cuanto acciones que son en sí arbitrarias) se aprecian, en su santidad o en su valor, de acuerdo a su vinculación más estrecha o más lejana con ese fin”[4]  

Específicamente hablando del cristianismo, el joven Hegel opina que “Jesús era el maestro de una religión puramente moral no positiva”[5], quien se valió de muchas de las ideas de sus contemporáneos (como la espera de un Mesías, la representación de la inmortalidad mediante la imagen de la resurrección y la creencia en que las enfermedades graves y violentas se deben a la acción de un ser malévolo y poderoso) como meros medios, puesto que el carácter lejano que guardan los preceptos judíos de la moralidad no las justifica, ante Hegel, como ideas pertenecientes a una religión, sino tan solo como ideas de una época[6].

            El juicio radical de Hegel sobre las ideas del pueblo judío no impide que observemos en el joven filósofo la afirmación de que el contenido de una determinada fe (Glaube) está estrechamente vinculada con la estructura y costumbres del pueblo. En este sentido es que para Hegel los judíos (pero no sólo ellos, sino también los romanos en su decadencia[7]) como un pueblo “abandonado por sí mismo y por todos los dioses (…), necesita señales y milagros, necesita garantías de la divinidad de que tendrá una vida futura, puesto que no puede tener esta fe en sí mismo”[8]. En resumen, a partir del contenido de una fe determinada, puede realizarse un diagnóstico al respecto de la cohesión y confianza que ostenta un pueblo.

            Bajo esta perspectiva, la fe se hace de un papel fundamental en la existencia de un Estado. Si la fe constituye un vehículo efectivo para conducir las acciones de un pueblo, entonces el Estado, como institución que mediante el derecho constriñe las acciones del pueblo, pero no su moral, encontrará en la religión una vía para que el derecho se vea complementado por un reconocimiento interno de los deberes que un individuo tiene para con la sociedad, aunque el interés del Estado en este aspecto sea mor de la mera legalidad.  

            Las coyunturas en la historia que posibilitan el surgimiento o adopción de una religión de parte de un pueblo, -aunque ésta sea una imbuida en la positividad- se ven favorecidas por el carácter estético que caracteriza al mito presente en la religión, idea que Hegel menciona en el Primer programa de un sistema del idealismo alemán (un texto atribuido en ocasiones a Schelling). Este escrito aboga por llegar a producir una “mitología de la razón”[9] con un fin pedagógico, “Mientras no transformemos las ideas en ideas estéticas –escribe Hegel–, es decir, en ideas mitológicas, carecerán de interés para el pueblo”. En este fragmento, el mito se nos presenta con una cercanía al mundo de la recreación sensible, de la cual carecen la razón y el Estado, por lo cual, la filosofía tiene que transformarse en una “filosofía mitológica”, con el fin de acercar a los hombres hacia la “Idea”.

La religión como fundamento del Estado libre

Estas concepciones juveniles permearán al sistema hegeliano de madurez; y aunque el acento que antes era colocado sobre la religión se moverá hacia el saber filosófico como forma culmen de las producciones del Espíritu, la religión no sólo habrá de ser concebida como una antesala del saber filosófico, sino que en ella se verá una instancia básica en la formación de los Estados, una instancia aún más determinante que la producción en materia legal. La Enciclopedia de las ciencias filosóficas enuncia claramente la tesis que buscamos defender “De nada serviría que las leyes y la organización política se transformaran en organización jurídica racional, si en la religión no se abandonase el principio de la no-libertad”[10]. Es decir, la libertad -que es la Idea que el Estado habrá de encarnar- es dependiente del contenido de la religión de los pueblos.

Por supuesto, un estado libre requiere del arraigo de una religión de la libertad y no de cualquier otra. En el sistema hegeliano, la dialéctica de los momentos de toda forma cultural vaticina el advenimiento de tal forma de religiosidad, encarnada en el cristianismo protestante. A pesar de que la idea de una religión de la libertad nos resulte de utilidad para hacer frente a manifestaciones religiosas radicales que atormentan la dignidad humana en nuestros días, en este punto considero esencial hacer una crítica seria de las ideas del filósofo de Stuttgart, para recuperar sus observaciones sobre la religión como un factor determinante en el desarrollo del Estado, sin caer en una visión unilateral, que considere sólo a una como la dichosa religión de la libertad.


[1]Habermas, J. y Ratzinger, J. Entre razón y religión, Fondo de Cultura Económica, México, 2008. P. 19

[2] Habermas señala que el proceso de legitimación jurídica del Estado liberal se justifica de manera autónoma, es decir, de manera independiente de una tradición metafísica o religiosa, no obstante, los factores que mantienen la cohesión concreta más allá de la justificación discursiva del estado -admite Habermas- pueden alimentarse de fuentes pre-políticas que permean la cultura.

Habermas, J y Ratzinger, J. Entre razón y religión, Fondo de cultura económica, México, 2008. Página 15

[3] Hegel, G.W.F.  Apéndice de la positividad de la religión cristiana, EN: Escritos de Juventud, Fondo de Cultura Económica, México, 1978, página 135

[4] Hegel, G.W.F. La positividad de la religión cristiana, EN: Escritos de Juventud, Fondo de Cultura Económica, México, 1978, página 74

[5] Ibid página 76

[6] Ibid página 77

[7] Hegel, G.W.F. Fragmentos republicanos, EN: Escritos de Juventud, Fondo de Cultura Económica, México, 1978, página 40

[8] Ibid página 39

[9] Hegel, G.W.F. Primer programa de un sistema del idealismo alemán, EN: Escritos de Juventud, Fondo de Cultura Económica, México, 1978, página 220

[10] Hegel, G.W.F. Enciclopedia de las ciencias filosóficas, Alianza editorial, España, 2005, página 575

Puntuación: 5 de 5.

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